Para muchos de nosotros observar a las ballenas es sinónimo de gran atracción por la majestuosidad que representan en la naturaleza, sin embargo, día a día el panorama para estos cetáceos se ve más vulnerado a causa del cambio climático, caza indiscriminada y falta de alimento. Pero, ¿sabemos realmente la importancia que tienen estos mamíferos para el ecosistema marino y nuestras vidas?.
Muchos podríamos imaginar que el excremento de las ballenas es sólo un desecho en el mar, sin embargo las heces y orina que generan estos cetáceos son de vital importancia para los océanos por su alto contenido de hierro, nitrógeno, y otros nutrientes que actúan como fertilizante en el mundo marino. Su principal acción es la proliferación del alga fitoplancton, que es el alimento de pequeños crustáceos como el krill, y a su vez, el krill es parte fundamental de la dieta de aves, peces, y mamíferos marinos.
Además, el desplazamiento de las ballenas en los océanos en busca de alimento y para aparearse permite el traslado de nutrientes, creando un gran aporte de materias primas para los microorganismos. Así como también, al morir, caen al fondo del mar y se convierten en fuente alimenticia de un conjunto de macrofaunales durante décadas.
Ahora bien, hace algunos años hablamos del cambio climático y buscamos formulas para mitigar los efectos de gases invernadero que se generan en el planeta. ¿Se habrían imaginado que las ballenas son capaces de aminorar el CO2?. Cada vez que ellas se alimentan a grandes profundidades permiten que los nutrientes se desplacen hasta la superficie y florezca el plancton, que es el mayor consumidor de este gas que se encuentra en la atmósfera.
En los mares de Chile, algunas especies de ballena nos visitan, sin embargo al igual que sucede en otras partes del mundo, muchas de ellas están en peligro.
Ballena Jorobada – Vulnerable (VU)
Nombre científico: Megaptera novaeangliae
Los machos pueden llegar a medir 15 metros de largo, y 19 metros para hembras. Su peso varía entre las 30 y 40 toneladas en ambos sexos. Se les llama jorobada, por la joroba que se dibuja al sumergirse.
Esta especie se encuentra en todos los océanos, y tiene rutas de migración de miles de kilómetros. En Chile, el Estrecho de Magallanes es su zona de alimentación durante el verano, aunque también se ha registrado su presencia en los fiordos patagónicos y al noroeste de la Isla Grande de Chiloé.
Su dieta se basa principalmente en krill, y en pequeños bancos de peces, los cuales caza a través de la técnica del encierro mediante redes de burbujas a no más de 50 metros de profundidad.
Cachalote – Vulnerable (VU)
Nombre científico: Physeter macrocephalus
Su mayor característica es su gran cabeza cuadrangular, que en los machos es el 40% del total de su cuerpo. Las hembras pueden medir 12 metros, y los machos hasta los 18 metros de largo.
Estos cetáceos son capaces de bucear a grandes profundidades, entre los 300 y 600 metros en búsqueda de su alimento, que se compone principalmente de calamares gigantes, pulpos, peces, jaibas, y pequeños tiburones y rayas.
Los cachalotes tienen una amplia distribución marina, desde el Ecuador hasta las altas latitudes, y en Chile, se extiende en toda la amplitud de nuestras costas.
Ballena Azul – En Peligro (EN)
Nombre científico: Balaenoptera musculus
Pudiendo llega a medir 33 metros de longitud, y pesar entre 80 y 160 toneladas, la ballena azul es el animal más grande que ha existido en el mundo.Su principal alimento es el krill, cefalópodos, anfípodos, copépodos y cangrejos rojos.
En general, este cetáceo vive en altamar, aunque puede acercarse a las zonas costeras en busca de alimento o para reproducirse. Existen registros de esta especie desde el Ecuador hasta el borde de los hielos en ambos hemisferios, pudiendo ser migratoria o residente de un lugar. En Chile, su avistamiento va desde la zona norte hasta el sur, principalmente en la zona antártica. También se ha detectado al noroeste de la Isla Grande de Chiloé.